Astronauta... tu camino de amor revolucionario es la senda que nos legaste en este espacio

Nunca se sabe cuándo sucederá... 

Nunca se sabe cómo se reaccionará... 

Lo único seguro es que a tod@s nos pasará... tarde o temprano dejaremos de estar aquí... en este espacio, en este tiempo, en nuestro cotidiano, con nuestr@s cotidianos... 

Sin embargo en realidad muy pocos seres, de este tiempo y este espacio, tendrán el lujo de tener tan claro el lugar a donde pasarán después de dejarnos. Muy poc@s, unas cuantas personas... un número muy reducido de seres humanos podrá dejar este tiempo y este espacio con la certeza de ser habitantes de un espacio infinito, de un tiempo infinito... poc@s entenderán que la estancia en el Planeta Tierra fue solo una fase de un camino interminable de legados para quienes estuvieron con ell@s y quienes vienen después. En verdad, muy poc@s podrán además ser los causantes de esos aleteos de mariposa en los corazones de l@s otr@s que les invitan a transformar el mundo y lo mejor es que poc@s lograrán que l@s demás les reconozcan como inmortales. 

Tú solo tomaste el tiquete que tenías guardado entre el bolsillo escondido bajo los lápices con los que fuíste forjando la senda que nos ibas a dejar. Sabías que esta estación solo duraría un corto tiempo. Por eso te encargaste de hacerla intensa... de llenarla de palabras... de desbordarla con creatividad. Por eso no tuviste reparo en condensar tanto amor en la familia Niño Morales que a la larga generó una explosión increible que irradió el mundo entero. 

No te quedaste con nada... llenaste de vida, junto con Irene, un espacio sin límites, donde Alejandra, Santiago y Paula fueron quienes primero disfrutaron... pero lograste que entre l@s cinco el amor se desbordara desde la casita del Valle de Tenjo y recorriera las calles que junt@s caminaron y alcanzó no solo a sus hijas e hijos adoptivos... sino a un mundo de entero de ojos, oidos, corazones, alas, hadas, duendes, espíritus y colibríes que se llenaron con la luz que irradiaste, con el amor que irradiaron, con la sabiduría de la capacidad de asombro, con la felicidad de vivir sin deberle al poder, con la tranquilidad de ser coherentes, con la grandeza que solo da el vivir con plenitud cada instante maravilloso de la existencia. 

Astronauta... mi homenaje no cesará. 


Como dijo Natalia de la Vega, una buena amiga, a partir de ahora tengo dos vidas que celebrar el día de mi cumpleaños. De aquí en adelante contaré con orgullo un año más de existencia en esta estación y celebraré porque en el día de mi cumpleaños tú decidiste tomar el tiquete que estaba en tu bolsillo. Celebraré porque el legado más hemoso lo dejaste en esta estación con tu vida y la de tu familia, y gracias a un oportuno llamado de un amigo, José Luis Peñarredonda, logré estar contigo y llenarme de la sabiduria de tu GRAN familia mientras empacabas el amor de esta estación como equipaje para continuar tu viaje. 

Jairo Anibal, tu legado se quedó con nosotras. En mi hija, Paula, y en mi, en mi casa en donde esté, tu revolución de la felicidad y el amor no solo estará presente sino será el compromiso de todos los días. 

Jairo Anibal Niño, Maestro, padre, abuelo, amigo, hermano, astronauta colombiano... te encargarás de mi corazón como siempre. ¿Me cuentas en qué galaxia vas? 

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