¿Cuándo es suficiente? ¿Hasta dónde es necesario?

Mi tercera celebración de reyes en México y, pues si, aún no asumo completa la costumbre... vamos a ver si mañana por tercer año como rosca de Reyes... pero lo de los regalos de Reyes, vaya, obvio soy mayor y mamá y sería yo quien tuviera que 'regalarse' no creo que la asuma; además vengo de 'los regalos los trae el niño Dios' y pues son el 24 de diciembre y ya. Pero precisamente conversando sobre las costumbres del día de Reyes salió la reflexión del día, en charlada de café, alrededor del caso de una mamá que a su hija de 3 años le da regalos que cuestan algo más de dos salarios mínimos mensuales en México. 

¿Hasta dónde es necesario?
¿Cuándo es suficiente?
Si tenemos suficiente y podemos hacerlo, ¿por qué negar a nuestr@s hij@s esos placeres?

MMM no sé. 

Como madre cabeza de familia, con una hija de 19 años; como mujer que fue madre 'casi adolescente'; como hija de una familia de clase media que se sostiene con el esfuerzo de tod@s l@s de mi casa; como mujer colombiana que de niña y adolescente trabajó en las calles vendiendo bolsas plásticas y luego vendiendo comida y lavando platos, ayudando como lo hicimos tod@s en mi casa cuando fue necesario... Me cuestiona mucho el ubicarme en el hasta dónde es necesario y cuándo es suficiente para nuestr@s hij@s. 

Indiscutiblemente, cada un@ de nosotr@s, como padres o madres, se desvive por darle lo mejor a sus hij@s; por ser el mejor ejemplo; porque estudien en el lugar más adecuado; porque tengan experiencias enriquecedoras; porque 'tengan lo que no hemos tenido' muchas veces... pero hasta dónde el que nuestr@s hij@s tengan lo que quieren y que tengan lo que no tuvimos es razonable para ell@s y su crecimiento, para nosotr@s y nuestro crecimiento como seres humanos, padres, madres, adultos y para el resto del mundo y su crecimiento en condiciones de equidad. 

Si, es complejo, pero darle a una niña de 3 años un regalo de reyes que cuesta algo más de dos salarios mínimos mensuales, creo que es una oportunidad para reflexionarnos sobre qué le estamos dando a nuestr@s hij@s para que sean felices. 

Por lo menos la charla a mi me hizo volver a mirarme, a mirar a mi hija, a pensarnos juntas y a repensarnos sobre el camino andado y sobre lo que viene... 

Que ojalá en la cabeza de cada mamá y de cada papá siempre lo tengamos presente y lo reflexionemos para  construirnos como familias: ¿Cuándo es suficiente? ¿Hasta dónde es necesario?

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